EL BODEGÓN DE OLIVARES Y EL GITANO CANTARÍN

EL BODEGÓN DE OLIVARES Y EL GITANO CANTARÍN

 

Pues hoy toca hablaros de otro de mis clásicos, de esos que ni sé el número de veces que habré podido llegar a ir: El Bodegón de Olivares.

 

El Bodegón de Olivares se encuentra en el Molar, pueblo de la sierra madrileña donde se esconde un laberinto de más de 400 caños o cuevas horadadas repartidas en tres de los cerros circundantes, donde los árabes fermentaban vino, y que durante la guerra sirvieron de refugio. En la actualidad algunas de las cuevas y bodegas se han transformado en restaurantes, famosos por sus carnes a la luz de las velas, por su ambiente original y único.

Todos ellos, alrededor de 20, se encuentran en el cerro de la Torreta “estas bodegas se encuentran en el alto La Torreta, donde se come y se bebe por muy poquitas pesetas”, recoge un azulejo del primer restaurante que hubo en la zona, el Matador.

“El Molar, Cueva Gacha donde se bebe buen vino y retozan las muchachas”, Bretón de los Herreros dixit.

Allí están el Matador, la Cueva del Lobo, el bar Taberna Marinera, La Cueva de Krusty, la Bodega del Picoteo y otras más (incluso El Dioni tuvo allí un local “la Cueva del Dioni”).

 

El Bodegón de Olivares

El bodegón de olivares

 

Pero volvamos a nuestro protagonista de hoy, el Bodegón de Olivares. El restaurante cuenta con una terraza, una sala con un pequeño tablao en la planta de arriba y un pasillo descendente con nichos para barricas en los laterales donde se ubican las cuevas (para parejas o grupos) ambientadas en El Señor de los Anillos. Para cenar en una de ellas debéis indicarlo al hacer la reserva. Por cierto, la atención no es precisamente su punto fuerte, todo es más o menos correcto pero simpáticos lo que se dice simpáticos no son.

La carta se compone de platos castellanos, con tapas de matanza y otros entrantes, guisos, asados, pescados y carnes. Todo bueno y las raciones abundantes (y con un rollo tradicional, no esperéis presentaciones tipo Masterchef ni cocina fusión…). Si sois de buen comer os recomiendo especialmente el contundente (para salir rodando) menú degustación o el menú del Bodegón, con su vinín de la casa para entrar en un calor que agradeceréis en el interior de las más que fresquitas cuevas.

Y una última recomendación, si vais un sábado tras la comida o cena NO OS PODÉIS PERDER el desternillante show/concierto del gitano (lo habré visto un millón de veces). Eso sí, por suerte hemos avanzado tanto en tan poco a nivel feminismo que la última vez algunos chistes me parecieron de otra época…

En definitiva, ambiente único, precios buenos para la calidad/cantidad que ofrecen, atención correcta y espectáculo imprescindible.

 

A otra cosa, que ya no queda na pa la siguiente. 



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