THE CHAPEL, BY SINSOMBRERO

Anoche tocaba night out, así que decidimos ir a probar The Chapel, que tan de moda se puso el verano pasado y que aún no habíamos podido visitar.
Se trata un restaurante efímero que hasta la fecha solo se abre durante los meses de verano (este año hasta finales de septiembre) por lo que tendréis que daros prisa si queréis conocerlo.
La magia en The Chapel es la ubicación, ya que está situado en el precioso patio interior de la neorrománica Iglesia Evangélica alemana de la Paz.
Y es que no te esperas encontrar un sitio así en pleno centro de Madrid, una atmósfera de cuento,una cena en un patio de inspiración toscana exquisitamente decorado con mimbres, madera, butacas de ratán, rodeado de vegetación, frente a rosetones góticos o pilares románicos…
Por la noche hileras de bombillitas y luces magenta (algunos dicen que de verbena) contribuyen a crear un ambiente romántico, aunque la en mi opinión un poco alta de más música te saca del sueño a empujones.
Mi experiencia
La atención es impecable, con nosotros fueron amables y ágiles. Sí acaso sí parecía que estaban siempre por medio del salón..
Y hasta aquí lo mejor de The Chapel. Porque la comida no es lo mejor.
Nosotros pedimos el tartar de solomillo ibérico Juan Pedro Domecq 100% bellota, que preparan en el acto con hongos, yema de huevo, hierbas del monte y tostas crujientes. Correcto pero no repetiría si volviera.
Coca de picanha de vaca rubia, pesto rojo, rúcula y stracciatela. Original y rica, pero tampoco nada del otro mundo.
Si vuelvo me gustaría probar las croquetas, la lasaña de ajoarriero de marisco y la torrija de brioche con marisco, de los que todos hablan bastante bien.
Eso sí, si vais no os podéis ir sin probar la tarta de queso ( con un ligero toque azul) con helado de frutos rojos. Deliciosa es poco.
Por último, los precios nos parecieron algo elevados pero el sitio y el ambiente merecen la pena, así que creo que al menos una vez hay que ir.
Y es que como dice su neón a la entrada “Nada es eterno, disfruta”.
En fin, bueno (si aciertas en la elección), muy bonito y no barato (no compensa calidad-precio, no repetiría).
Nosotros nos vamos de vacas, si es que nos dejan. Os escribo desde Mallorca. Mua!



