BELMONDO Y LA DOLCE VITA

BELMONDO Y LA DOLCE VITA

 

Y como hay que conocer de todo en esa vida hace unas semanas visitamos uno de los sitios de moda en Madrid, el nuevo “place to be” (no odiáis esa expresión?), o sea, restaurante de postureo con gente que va a ser vista y a hacer fotos para instagram…

 

Belmondo es el primer restaurante del grupo Big Mamma en España, que ya cuenta con 12 trattorias en Paris, Londres, Lyon y Lille (por cierto, en tiempos de covid debido a las restricciones solo el de Madrid está abierto).

Para ir hay que reservar por internet con semanas de antelación, aunque se suelen dejar alguna mesa para los que se acerquen sin reserva, para lo que incluso llegamos a ver cola!.

El local es enorme, de unos 900m, y está ubicado en Velázquez, en pleno Barrio de Salamanca. Cuenta con distintos espacios con una cuidada decoración que te traslada nada más entrar a un viejo palazzo italiano, a un animado jardín de la costa amalfitana…directitos a la Dolce Vita!.

Pero lo primero es lo primero…los neones de la escalera que os llevarán hasta la divertida barra de cócteles con miles de vinilos de música pop de los 80s, 40 altavoces y dj. A continuación encontraréis un salón de terciopelo rosa de un antiguo palazzo, muy kitsch, con sus lámparas de cristal de murano, sus cortinas y mantelería blanca y su rinconcito con chimenea…Y por último, la joya de la corona, la (“falsa”) terraza de estilo amalfitano con pérgolas y jazmines, y su romantiquérrimo pasillo de flores iluminado con bombillas…

Y vamos llegando a lo verdaderamente importante…la cucina. Su carta es dinámica y los platos varían según la temporada..eso sí, siempre recetas clásicas rejuvenecidas con nombres curiosos. Todo se elabora en el propio restaurante y en el día (no tienen congeladores), desde la pasta fresca hasta sus deliciosas pizzas 100% napolitanas cocinadas en horno de leña, para lo que cuentan con más de 150 proveedores italianos a los que se han sumado algunos españoles.

 

Nuestra experiencia

belmondo

 

El local es muy colorido y bonito, muy bonito. Animado, quizás demasiado. Mucha gente joven y guapa y postureo, un no parar de grabaciones de video de camareros finalizando la pasta carbonara en las mesas. Los camareros todos o por lo menos casi todos italianos, majos, ágiles, y característicamente gritones.

Y nuestros platos: mis favoritos, la deliciosa Mafaldina al tartufo y te Queso Mucho, su sublime tarta de queso. También probamos sus bestseller Carbomamma servidos en la rueda de queso pecorino Borgo Antico, donde aunque ricos lo más espectacular es la presentación y su también acertada pizza quesomanía.

Mi conclusión es que el restaurante es bueno, bonito pero no precisamente barato, que disfruté la experiencia pero que al menos a corto-medio plazo yo no volvería (demasiado ruidoso, postureo y tampoco me aportó nada muy novedoso). Quizás con el tiempo…

Mi opinión. Bueno, bonito y no barato (caro, lo que comes está bien pero no es para tanto, pagas el sitio y el postureo).

 

Y nosotros, a seguir probando. Mua!!



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