RESTAURANTE NÓMADA, UNA JAIMA SIN DESIERTO
Dicen de Nómada que es el nuevo place to be. La verdad es que solo la expresión ya da una pereza terrible pero decidimos darle una oportunidad y aquí os cuento nuestra experiencia.
Nómada es un restaurante cuyo local imita a una jaima bereber en plena milla de oro, el barrio de Salamanca en Madrid. Como era de esperar está decorado con un gusto exquisito, en tonos ocres y terracota, con mullidos sillones, juegos de luces y sombras con lámparas árabes y unos inquietantes ojos que os observarán durante toda la noche. Cuentan también con una terraza con una barra de incienso, cascadas de agua y vegetación, que en verano tentarán a muchos a alargar la noche sin fin disfrutando de alguno de sus 18 coctels inspirados en la ruta de las especias o de una shisha.
Su carta se compone de platos de cocina árabe-fusión (su jefe de cocina es de origen sirio), con un toque mediterráneo e inspiración andalusí.
Nuestra experiencia
La experiencia según leo suele comenzar con un ritual de purificación del alma, con un lavado de manos con agua aromatizada y recolocación de los chakras. En nuestro caso pasamos directamente a la mesa, no sé si por ser domingo, por invierno o por ambas cosas.
Durante toda la cena nos acompañó una en ocasiones demasiado alta música sensorial . En un momento de la misma pudimos disfrutar de un sencillo y a la vez precioso espectáculo de danza del vientre.
En nuestra visita pedimos el imprescindible surtido de hummus, el halloumi: queso libanés a la plancha con tomate y pesto, el impresionante tahín de cordero, cocido con salsa dulce de albaricoque, ciruelas y frutos secos, y la tarta de queso y pistachos y agua de azahar. Todo muy rico y recomendable.
El servicio nos pareció muy atento y profesional.
Como aspecto negativo tengo que deciros que, aparte del rollito un poco de postureo, no es un restaurante barato, y su precio medio por cubierto de unos 40€.
En definitiva, Nómada es un viaje a las 1001 noches para los instagrammers y un bonito y original restaurante para el resto, donde además se come bien por un precio medio, y que merece una visita nocturna (de momento solo sirven cenas).